jueves, 24 de septiembre de 2009

Cumpleaños y regalos

Pues bien, hoy es mi cumpleaños. Es el día que acostumbramos a celebrar con regalos materiales (siempre bienvenidos).
El caso es que me parece la ocasión ideal para recordar todos esos regalos que me ha ido trayendo la vida desde el primer día hasta ahora.
El primer regalo fueron mis padres, todo un ejemplo para establecer las prioridades vitales, el paradigma de la entrega y la dedicación. Hoy en día, para cualquier trabajador, parece imposible sacar adelante a 5 hijos.
Recuerdo las mañanas en las que despertaba temprano para interceptar a mi padre en la puerta de casa antes de que se marchara a trabajar en la obra, siempre formará parte de mis recuerdos ese beso, intercambio de cariño por admiración como si cada vez fuera la última oportunidad de demostrarlo.
El siguiente regalo fueron mis hermanos, con su diversidad de carácteres y los conflictos de convivencia durante la infancia ampliamente compensados con su incuestionable presencia y respaldo. Su vida forma parte de la mía y la mía de la suya como colaboradores y no como la de espectadores.
Otro regalo son mis amigos con los que he compartido tantos momentos vitales en los que la pureza de la amistad, la profundidad de las conversaciones, la comprensión y la tolerancia mutua han definido para siempre mi concepto de amistad colocando el listón a tal altura que nunca se ha podido alcanzar de nuevo. Ya se encuentren a decenas, centenares o miles de kilómetros y, aunque no tengamos la oportunidad de vernos más que de año en año, nunca sentiré que la distancia se ha interpuesto entre nosotros y cada vez que nos veamos me seguirá dando un vuelco el corazón hasta que me reconforte su sincero abrazo. Los que se den por aludidos será con razón, si no sabes si estoy hablando de tí, seguramente, va a ser que no.
Otro regalo fueron las novias que tuve y las que no tuve, gracias por enseñarme lo que son las relaciones de pareja, gracias por el amor y la madurez.
Otro gran regalo de la vida ha sido mi amante esposa, un día la conocí y se convirtió en la persona que más admiro, ella ya lo sabe, se convirtió en mi pareja y me hizo creer que los milagros existen o que tengo la mayor suerte del mundo. El regalo de mi compañera vale por dos porque me trajo el último y gran regalo de mi existencia.
Ese regalo se hizo desear mucho pero cuando vino a mi vida me hizo descubrir muchas sensaciones incomparables. Deleitarme al contemplar la luna llena y las estrellas, más que por la visión en sí por el entusiasmo con el que Adrián iba afrontando cada nuevo descubrimiento; percibir de nuevo la importancia de los pequeños detalles de la vida al ver como se maravilla el pequeño.
Más regalos me ha traido la vida y este extracto no guarda las proporciones de su importancia ni los repasa todos pero todos los aprecio cuanto puedo.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por todos esos regalos.
    Eres un hombre afortunado. Nunca lo olvides.
    Un abrazo:

    Dámaris Secanella

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  2. Muy bien escrito. Un abrazo a todos.

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