miércoles, 26 de mayo de 2010

Joseph Stiglitz: la austeridad lleva al desastre

Joseph Stiglitz: la austeridad lleva al desastre
Le Monde, 24 de mayo de 2010

Según el premio Nobel de economía, Europa saldrá de la crisis a través de la solidaridad y de la inversión

Entrevista
Londres
Corresponsal

Joseph Stiglitz, 67 años, premio Nobel de Economía en 2001, ex consejero económico del presidente Bill Clinton (1995-1997) y ex economista del Banco Mundial (1997-2000), es conocido por sus posiciones críticas sobre las grandes instituciones financieras internacionales el pensamiento único sobre la globalización y el monetarismo. Transmite a Le Monde su análisis de la crisis del euro.

Ha dicho recientemente que el euro no tenía futuro sin una reforma importante. ¿Qué entiende usted por esto?
Europa va en una mala dirección. Cuando adoptaron la moneda única, los países miembros de la zona euro renunciaron a dos instrumentos de política económica: el tipo de cambio y los tipos de interés. Habría por lo tanto que encontrar otra cosa que les permitiera adaptarse a la coyuntura cuando fuese necesario. Al mismo tiempo, Bruselas no ha avanzado de manera suficiente en materia de regulación de los mercados, juzgando que eran omnipotentes. Pero la UE no ha previsto nada en este sentido.
Y hoy quiere un plan coordinado de austeridad. Si continúa por esta vía, se precipita hacia el desastre. Sabemos, desde la Gran Depresión de los años 30, que no es lo que se debe hacer.

¿Qué debería hacer Europa?
Hay varias posibilidades. Podría por ejemplo crear un fondo de solidaridad para la estabilidad, igual que creó un fondo de solidaridad para los nuevos miembros. Este fondo, que sería alimentado en tiempos económicos de bonanza, permitiría ayudar a los países con problemas cuando éstos les surgieran.
Europa necesita solidaridad y empatía. No de una austeridad que va disparar el paro y acarrear una depresión. En Estados Unidos, cuando un Estado está en dificultad, todos los demás se sienten afectados. Estamos todos en el mismo barco. Es ante todo la falta de solidaridad lo que amenaza la viabilidad del proyecto europeo.
¿Defiende usted una especie de federalismo?
Sí. De cohesión. El problema es que los Estados miembros de la UE no tienen todos las mismas creencias en términos de teoría económica. Nicolas Sarkozy ha tenido razón en hacer presión sobre [la canciller alemana] Angela Merkel para forzarla a pagar por Grecia. Son muchos los que, en Alemania, se rigen sólo por los mercados. En su lógica, los países que van mal son responsables y deben por lo tanto apañárselas.

¿Y no es el caso?
No. El déficit estructural griego es inferior al 4%. Por supuesto, el gobierno precedente, ayudado por Goldman Sachs, tiene su parte de responsabilidad. Pero es sobre todo y por encima de todo la crisis mundial, la coyuntura, lo que ha provocado esta situación.
En cuanto a España, tenía un excedente antes de la crisis y no puede ser acusada de haberle faltado disciplina. Por supuesto, España debería haber sido más prudente e impedir la formación de la burbuja inmobiliaria. Pero, en cierta forma, es el euro el que lo ha permitido, procurándole tasa de interés más bajas que aquéllas a las que habría tenido acceso Madrid sin la moneda única. Hoy, estos países no podrán recuperarse a menos que vuelva el crecimiento europeo. Por esto debemos apoyar la economía a través de la inversión y no dañándola con planes de rigor.

¿Así que la bajada del euro sería algo positivo?
Es lo mejor que podría pasarle a Europa. Favorecerá a Francia pero sobre todo a Alemania. Pero Grecia y España, para los que el turismo es una fuente de ingresos importante, también se beneficiarán.

La señora Merkel sin embargo sabe que la solidaridad puede ser importante. Sin esta no habría habido reunificación alemana.
Sí. Pero justamente, han tenido que pasar más de diez años para que Alemania absorba la reunificación. Y de cierta manera pienso que los ex alemanes occidentales piensan que ya han pagado un precio elevado por la solidaridad europea.

¿Piensa que la viabilidad del euro está amenazada?
Espero que no. Es completamente posible evitar que la moneda única se descalabre. Pero si continuamos así, nada es descartable. Incluso un escenario posible de suspensión de pagos. La tasa de paro de los jóvenes en Grecia se acerca al 30%. En España, supera el 44%. Imagínese los disturbios si sube al 50 o al 60%. Hay un momento en el que Atenas, Madrid o Lisboa se preguntarán seriamente si les sigue interesando seguir el plan impuesto por el FMI y Bruselas, y si no les interesa más volver a ser dueños de su política monetaria.
Acuérdese de lo que ocurrió en Argentina. El peso estaba vinculado al dólar con un tipo de cambio fijo. Se creía que Buenos Aires no rompería el vínculo, que el coste sería demasiado importante. Los argentinos lo hicieron, devaluaron, y ocurrió tal y como estaba previsto. Pero a fin de cuentas finalmente se beneficiaron ampliamente de esto. Desde hace seis años, Argentina ha crecido a un ritmo del 8,5% por año. Y hoy, muchos son los que piensan que tuvo razón.

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